Los 4 directores de orquesta de tu cerebro
- Dany Jimenez
- 3 ago 2019
- 4 Min. de lectura

Si tuvieras la oportunidad de abrir tu cerebro te darías cuenta que es una maquina increíblemente sofisticada, algo muy complejo que supera en mucho la súper computadora más avanzada que hayas visto.
Ahí dentro vas a encontrar un universo casi infinito de partes y estructuras que forman en conjunto sistemas y subsistemas muy intrincados, sin embargo cada elemento tiene su función, su razón de ser en todas las cosas que hacemos y podemos hacer los seres humanos.
Entre las piezas más importantes del cerebro se encuentran cuatro directores que son responsables de coordinar las funciones más elevadas y básicas de nuestra máquina de pensar.
Te presento a los lóbulos cerebrales.
Los lóbulos cerebrales son 4: los frontales, los parietales, los occipitales y los temporales.
Y aunque parezcan 8, en realidad son 4, pues estos lóbulos vienen en pares separados por los dos hemisferios de los cuales ya te hablamos en un capitulo anterior.
Los lóbulos frontales: la computadora dentro de otra computadora

Si el cerebro es la computadora dentro del cuerpo, los lóbulos frontales son la computadora dentro de la computadora.
Dato importante…
Entre los 4 lóbulos cerebrales, los frontales son los más grandes del encéfalo, ya que ocupan casi un tercio de la corteza cerebral.
Estos lóbulos son los directores generales de tu cerebro, ya que en ellos recaen las más altas funciones de planificación, de fijación de metas de vida, de regulación emocional y de control voluntario de movimientos complejos.
Estas estructuras nos dan las facultades naturales para convertirnos en seres capaces de crear tejidos sociales complejos, seres pensantes que pueden hacer abstracciones más allá de los estímulos que nos llegan por los sentidos.
Si alguna tez te preguntaste, porque puedes controlar ciertas emociones, por ejemplo cuando tienes mucha hambre y te abstienes de comer alimentos de un bote de basura.
Otra función importante que se lleva a cabo en estos lóbulos es la de producción del lenguaje, la cual se realiza en una zona llamada ‘Área de Broca’.
Son tus lóbulos frontales los que dirigen tu conducta y convierten las experiencias pasadas en proyecciones de futuro.
Los lóbulos parietales: los integradores del cerebro

Si hay algo que resume el trabajo de los lóbulos parietales, esto sería la ‘integración’.
En estos lóbulos se integran datos provenientes de diferentes partes del cuerpo para formar un todo con sentido propio.
Por ejemplo, cuando reconoces un gato lo sabes porque en tus lóbulos parietales se integra información de la forma, los movimientos, la textura y los sonidos que tiene este tipo de animal. En pocas palabras, gracias a tus experiencias pasadas asociadas con gatos, cuando vez en el presente este animal sabes que es un gato y no una jirafa.
Al igual que los demás lóbulos cerebrales, los parietales trabajan en equipo, siendo una de sus funciones la coordinación del movimiento voluntario con los lóbulos frontales.
Por otro lado, tus lóbulos parietales son almacenes de recuerdos, ya que estos inicialmente se almacenan en el hipocampo y luego se transfieren hacia las redes neuronales de los lóbulos parietales.
Ahora ya sabes que los lóbulos parietales son centros neurales de asociación, es decir lugares donde la información visual, auditiva, táctil y sensorial en general se ensambla para crear un elemento particular coherente que podemos reconocer.
Los lóbulos occipitales: los ojos del cerebro

Su ubicación exacta es detrás de los lóbulos parietales, en la zona más cercana a la nuca.
La función más importante de estos lóbulos es el procesamiento de información visual.
Esta zona se denomina corteza visual y comprende la región de los lóbulos occipitales.
Es aquí donde llega primero la información que entra por nuestros ojos, es decir por la retina.
Luego, esta información pasa a otras partes del cerebro a través de dos vías: la ventral y la dorsal.
Por la vía ventral somos capaces de reconocer las características de los objetos que captan nuestros ojos.
Si vez un objeto que cabe en la palma de tu mano, es electrónico, brilla y sirve fundamentalmente para comunicarse, gracias a la vía ventral sabes que es un teléfono celular. Por esta vía se denomina, la del ‘Que’.
La otra vía es la dorsal.
El procesamiento visual que se realiza por la vía dorsal permite definir la localización y el movimiento de lo que estamos viendo.
Si vez algo que se mueve en el aire a gran altura, es metálico, muy grande y tiene alas, por la vía dorsal sabes que se trata de un avión en vuelo.
Los lóbulos temporales: los oídos del cerebro

Se localizan en la parte inferior lateral del encéfalo, más o menos a la altura de los oídos.
Cumplen muchas funciones y también están integrados a redes neuronales que atraviesan los demás lóbulos cerebrales.
Los lóbulos temporales participan activamente en la comprensión del habla a través del ‘Área de Wernicke’, así como en procesos mentales relacionados a la memoria, las emociones y la audición.
De los 4 lóbulos cerebrales, los temporales son los que mantienen una conexión más íntima con el sistema límbico, es decir con las áreas del cerebro que procesan las emociones. Por ello se ha probado que los lóbulos temporales tienen mucha responsabilidad en nuestros estados de ánimo.
Pero, quizás la función más distintiva de los lóbulos temporales es el procesamiento de sonidos.
En estos lóbulos reside la corteza auditiva, la cual se encarga de percibir los sonidos, codificar, decodificar e interpretar sonidos, un proceso muy importante para podamos comunicarnos como seres humanos.
Finalmente otras funciones asociadas a los lóbulos temporales tienen que ver con el reconocimiento táctil, la orientación espacial, la integración visual con la auditiva, así como la percepción con la emoción.
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